lunes, 7 de noviembre de 2016

Mungia - Gernika

El Mungia venía de una semana de parón, de un fin de semana vacacional en cuanto a fútbol. La jornada pasada tocaba descansar y en ocasiones estos fines de semana son peligrosos. Por si fuera poco, los de Mungia recibían a uno de lo grandes, al todavía invicto Gernika.

Un cielo encapotado descargaba furioso una continua tromba de agua sobre el campo Legarda. El césped recién estrenado esta temporada drenaba parte del agua, pero era insuficiente. Los charcos, la lluvia y el frío serían protagonistas en esta sexta jornada de liga. Los equipos salieron a calentar con intensidad, sin dejar que el frío congelara sus cuerpos y sus ideas. En el banquillo, chamarras, chandales y mantas.

Desde el minuto 0 se percibió la tensión. No era un partido cualquiera, ambos equipos sabían que se jugaban más que 3 puntos. Con un campo pesado y encharcado el físico parecía que se iba a imponer. El equipo más contundente, fuerte y agresivo teóricamente partía con ventaja. El Mungia, sabiéndose inferior en este aspecto, intentó sacar el balón jugado, siendo fiel a su estilo. El Gernika en cambio, luchaba cada balón en el medio del campo y buscaban balones más largos para hacer daño a la espalda. La primera parte fue luchada en el medio campo, aunque los locales parecían dominar y generaban más oportunidades. Poco a poco, el Mungia se hizo fuerte en el centro y conseguía ganar los balones disputados, así iban haciéndose con el control del juego. 

La nota negativa en la primera mitad la puso Gorka. El `nueve´ blanquiazul en una jugada dentro del área sufrió una lesión y tuvo que ser sustituido por Nikola. A pesar de salir del banquillo, Nikola salió igual de intenso que todo el equipo. El Mungia, pese a estar el terreno de juego en pésimas condiciones conseguía combinar, pero además, luchaba, mordía y atacaba cada balón. Gracias al trabajo de todos los jugador se veían ligeramente superiores al rival. Sin embargo, el marcador no se movió en la primera parte y los jugadores se dirigieron al vestuario.





Tras los quince minutos del descanso ambos equipos salieron muy fuertes. El partido estaba tan igualado que parecía que se iba a decidir por un tema de aguante. El equipo que antes se quedara sin fuerzas perdería el partido. El juego continuó de la misma manera, competido y luchado en el medio del campo con algunas llegadas al área. A medida que avanzaban los minutos, los foráneos comenzaron a sufrir más y el Mungia llegaba más y mejor. En una de estas jugadas, los locales llegaron al área del Gernika con mucho peligro y un jugador foráneo, intentando desviar el disparo, mandó el balón a las redes. Gol en propia puerta, Mungia 1- 0 Gernika.

En una jugada en mitad del campo, Gaizka se unía a los lesionados y abandonó el terreno de juego para dar entrada a Adiran. Después Bilal fue sustituido por Víctor y Joseba por Txabi. Los últimos minutos del encuentro fueron de infarto. El Gernika iba con todo y embotellaban a los locales. Aitor consiguió sacar un balón que parecía dentro con una fantástica parada. Sin embargo, al final, una pérdida de balón en el centro del campo pilló desprevenida a la defensa local y el Gernika no desaprovechó la ocasión batiendo a Aitor. Mungia 1- 1 Gernika. 

El Mungia se armó de valor en los escasos minutos finales y buscó el gol a la desesperada. Así llegaron varias ocasiones que no terminaron por subir al marcador. Los visitantes pidieron la hora una y otra vez y el pitido final fue un alivio para ellos.  El Mungia supo jugar a otro fútbol. A un estilo que no es el suyo. Todos los jugadores se vaciaron, dieron todo y remaron en la misma dirección para sacar un empate que quizás supo a poco. Un gran partido que sirve para crecer y felicitar a cada uno de los chavales. 

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